Protejamos como mamá canguro
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Protejamos como mamá canguro

El Ordenanza del colegio, Juán, se acercó a dos niños que se disponían a volver de regreso a sus hogares y quiso sorprenderlos con una pregunta que los hiciera pensar:

-¿Saben cuál es la mejor madre?

Cuándo Juán vio la cara de sorpresa de los niños respondió:

-La madre canguro porque lleva a sus crías en su bolsa aún desde que estas no están formadas del todo. Y lo más bello de todo es que la bolsa está en contacto con el mundo exterior, y aún así el bebé canguro crece sano hasta que está listo para moverse por sus propios medios.

Foto, Fuente: Pixabay

Pero esta respuesta es muy profunda e inspiradora, porque la madre, no hace más que proteger a sus crías de acuerdo a lo que la naturaleza le dicta a través de sus genes, y que se ha hecho de generación en generación de canguros por lo menos desde hace milenios. Y nos llama una vez más a alabar a la naturaleza, aunque esta no necesite de nuestras alabanzas para hacer funcionar su maquinaria cómo un mecanismo de reloj.

Hoy la naturaleza se esfuerza por sustentar a 9.000.000.000 millones de habitantes repartidos alrededor del planeta y en condiciones desiguales por dónde se lo mire, tanto en lo económico, cómo en lo político y hasta en sus recursos naturales.

En estas condiciones, la naturaleza, nos sigue dando ejemplos que hablan más que los discursos de quienes gobiernan nuestros pueblos. Más ¿por cuánto tiempo más el planeta podrá tolerar el mal uso de los recursos naturales? El manejo y reciclaje de los residuos y subproductos de la explotación de los recursos naturales todavía es ineficiente, a pesar de que se invierten fortunas en su optimización.

Los tratados internacionales en tal sentido, no son adheridos o en el mejor de los casos respetados por particulares y gobiernos por igual. En estas condiciones ¿hasta cuándo podrá seguir resistiendo nuestra tan preciada biosfera? Sabemos que la cooperación internacional es fundamental en tal sentido, pero el cambio debe ser de conciencia y corresponde a todos los ciudadanos, sin importar raza, cultura y religión.

No obstante, es cierto que tenemos una deuda con los más desposeídos, quienes en muchos casos sufren las consecuencias del derroche de los que más poseen. Los pobres, los marginados, los que están solos frente a un mundo que no los comprende ni los incluye. El tercer sector, o sea las organizaciones sin fines de lucro, aportan su granito de arena, pero debemos ayudar todos a que ellas cumplan con su función en la medida que cada uno de nosotros podamos así cómo también legitimar a aquellos gobiernos que tengan una actitud sincera de cuidado del planeta y sus habitantes.

No le podemos soltar la mano a los desprotegidos, por más que tengamos nuestros problemas personales, somos su única esperanza y la voz de aquellos cuyos gritos no son escuchados, y sobre todo al momento de armar los presupuestos anuales y las políticas de Estado. Reconciliar a nuestro pueblos y cerrar la grieta se ha vuelto una cuestión de vital importancia, ahora más que nunca.

No olvidemos que estamos de paso en este mundo, y todo, absolutamente todo lo que poseemos y lo que somos se lo debemos a las generaciones que nos precedieron entonces ¿qué queremos dejarle a nuestros herederos? ¿Que planeta? ¿Qué posibilidades? ¿Qué medios de comunicación? Y así sucesivamente. 

No nos quedemos atrapados solo en nuestras responsabilidades mundanas y pensemos un poquito más allá de lo cotidiano, un poquito más profundo. Meditemos, oremos, trabajemos con la energía, hagamos todo aquello que nos haga reencontrarnos con quienes somos en esencia, lo perdurable, lo que quedará con el tiempo; pienso que esto es la única forma de tomar conciencia en estas cuestiones que tienen que ver con lo que perdurará en el tiempo ¿O no perdurará nada en el tiempo?...

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