La seda que uso la mona
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La seda que uso la mona

Este relato ilustra lo que siento que debemos hacer cada uno en este momento, y es aparte de ganar nuestro sustento, aportar nuestro granito de arena para cocrear la gran obra de la vida empezando por aquellos más olvidados.

Foto, fuente: Pixabay

Un suceso inesperado

La casa estaba bien ubicada en los suburbios de la ciudad de Buenos Aires, más específicamente en el barrio de Saavedra. Era una zona tranquila, por la que fácilmente, a las 3 de la tarde de cualquier día de la semana,  podíamos creer que estábamos en algún barrio de la provincia, sino éramos conocedores de la zona.

Esa mañana de Sol, no se distanciaba mucho de las habituales, de primavera, con los mismos personajes, algunos vecinos cortando el pasto, algunos clientes saliendo de los mercados con carros con mercaderías, pero aquella mañana en particular ocurriría un acontecimiento inesperado para mí lector, que iba, a la sazón, camino a mi centro de día.

El "loco" que iba firmando el cemento fresco

Foto, fuente: Pixabay

Iba caminando por la acera y me encontré con una cuadra que tenía varias bajadas obligatorias hacia la calle porque estaban arreglando las veredas. De pronto, cuando bajo para desviarme hacia el próximo tramo de la vereda en buen estado, noto algo, aquella vereda con cemento fresco había sido pisada haciendo caso omiso a la cinta con el clásico cartel de precaución y el autor de esas pisadas continuó caminando por la vereda y lo había hecho no una sino en los 3 tramos con cemento fresco de la cuadra.

Es cierto que ya vivíamos en un mundo degenerado pensé, dónde la locura estaba en completo dominio de las mentes humanas, pero esto sentaba un precedente en mi umbral de percepción de incivilidad dije para mis adentros.

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Inmediatamente alcé la mirada para ver al autor de las pisadas y vi que el hombre caminaba directamente hacia una cerca de metal que habían hecho alrededor de una nueva tapa de desagüe que habían colocado como parte de las refacciones. Atiné a decirle al transeúnte que depusiera ya su acción y que no dé un paso más, si no quería chocar de frente con la alambrada, pero cuando comencé a emitir sonido el mismo se dio vuelta y pude ver su bastón de no vidente y en su rostro unos anteojos de sol. Este hecho me llevó a tomar conciencia de cuán desigual y difícil es nuestro sistema y cuánto falta a pesar de los avances que se han hecho en esta materia, para cerrar la brecha que existe entre los más débiles, en este caso los discapacitados visuales y los que no son víctimas de tal discapacidad.

Del iluminismo de las mentes al iluminismo de las almas

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Este hecho lo relató cómo una muestra de cómo las libertades tienen que estar equilibradas con responsabilidades a riesgo de caer en caso contrario en un nocivo sálvese quien pueda sin cohesión en la sociedad y sus distintos relatos.

La maraña de pensamientos descontrolados que llevan al alma a la búsqueda de satisfactores externos, producen bienes y servicios que lo único que están haciendo es transformar el mundo en un desierto, amén de proporcionar ciertos lujos a algunos en detrimento de otros.

La sensualidad excesiva no es el camino, cómo tampoco la renuncia de todas las comodidades. La solución sería un camino intermedio cómo el que propusieron los grandes líderes religiosos; que implica el correcto uso de las facilidades en beneficio del mayor número de personas. Este es el espíritu que motivó, desde mi punto de vista, a las grandes mentes innovadoras cuándo pensaron en cómo hacer un mundo mejor.

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