Una vez que hemos analizado la situación para encontrar la solución optima, es decir, la que nos permitirá mantener los 3 certificados del contentamiento (que recordemos que era que nuestro propio ser esté contento, que los demás estén contentos conmigo y que Dios esté contento conmigo), tomamos la decisión de seguir por un camino determinado. Es el acto en el que enfocamos nuestros recursos gradualmente para cumplir con una meta u objetivo.

En el pasado, las personas decidían cosas que podían significar un peligro si no se tomaban en cuenta bien las situaciones, seguir por un determinado camino y no otro podía significar la diferencia entre sobrevivir o... ser comido por un oso.

Hoy, si bien las decisiones se han simplificado, las opciones se han multiplicado.  Y sin darnos cuenta, las decisiones que tomamos, pueden perjudicar a otros. Por eso digo, las decisiones son muy personales, pero lo importante es mantener el certificado del contentamiento.

Para esto, es buena la meditación, y la alimentación del intelecto con buen conocimiento, conocimiento espiritual, que nos deje luego de rumiarlo en el intelecto, el silencio en la mente que nos permita ver con claridad para tomar la decisión correcta.  El resultado es una firmeza en el pensamiento, una sensación de poder interior que nos hará permanecer insacudibles para llevar a cabo aquellos actos que discernimos previamente cómo buenos para nosotros y para nuestro crecimiento espiritual.

En definitiva, nos capacita a afrontar las situaciones, lo cuál también es un poder y se llama El Poder de Afrontar (aquí te va un enlace a dicho poder). El Poder de Tolerar será motivo de nuestra próxima mini-entrada.

Por ahora te dejo una meditación del Poder de decidir, escúchalo y si te gusta me puedes dejar un comentario.