La gente huele los problemas a la distancia, para problemas tienen los suyos propios. La soledad a veces nos lleva a enfrascarnos en nuestros propios problemas. La mejor forma de cooperar con los otros es formar parte de la solución y no del problema. Si continúo haciendo lo mismo no podré obtener resultados distintos. A veces un problema es mejor atacarlo lateralmente, no confrontarlo y ser creativo.

La situación actual
Como el mundo se encamina cada vez más hacia una gran transformación, hoy podemos ver grandes cuellos de botella, parecería que la coyuntura nos lleva de las narices. Y digo esto para todas las áreas de la realidad. Desde la economía hasta la ecología. Y estos problemas parecen ser muy amenazantes porque el entramado de la realidad es complejo.
Parece que no hay salida pero la hay, y es cambiar la conciencia de “soy parte del problema a soy parte de la solución”. Se necesita mucho coraje para esto pero no estoy solo, formo parte de un grupo de gente que afortunadamente cada vez más numeroso, el cual tiene la realización de que la verdad no puede ser esta.
La verdad no puede ser que el estrés nos domine desde que salimos a la mañana de la puerta de nuestra casa hasta que llegamos cansados en la tarde noche. Ahí solo nos queda ganas de ver algo en la tv para entretenernos un poco pero no estamos realmente interesados en nada.
Cuidar a nuestro ser pero también nuestra parte humana
Para salir de este cuello que botella que tenemos que interesarnos en cuidar de nosotros mismos en varias áreas, incluyendo la espiritual. Es así como tengo que cuidar adecuadamente mi salud física (comer correctamente, dormir bien, hacer ejercicio) pasando por mi salud mental (hacer terapia si lo necesito) para llegar al escalón más elevado, el ser. Este ser es el alma.
El alma es lo más sublime que tenemos y es lo que me va a ayudar a coordinar los otros esfuerzos para cuidar de mí. En realidad no la tenemos al alma, somos un alma. Yo soy un alma y tú también. Un punto de luz incorporal en el centro de la frente que no podemos ver pero que podemos percibir a través del tercer ojo.
El tercer ojo es, entre otras, la realización de que todos somos almas y actuar con esta visión realmente transforma nuestras vidas. Como consecuencia impactamos muy positivamente en la de los demás. Realmente ahí nos volvemos parte de la solución y por supuesto aprendemos a desapegarnos del estrés.
La paz se torna posible
La vida se torna un juego en el que nosotros las almas somos como actores que tomamos un cuerpo y luego cuando se termina ese papel simplemente tomamos otro nuevo traje. Realmente desdramatizamos la vida, dejamos de sufrir por el que se ha ido porque comprendemos que algún día nos tocará a nosotros seguir nuestro viaje y nos volveremos a encontrar con ese ser querido seguramente cuando estemos jugando a ser otros roles en otros cuerpos.
El rol no es el alma, es solo un papel. Los grandes actores saben desapegarse de su papel cuando termina la obra. Esto nos da mucha paz. Pero para eso tengo que practicar la conciencia del alma. Recordar conscientemente que soy un alma en el centro de la frente, que estoy separado de mi cuerpo. No soy lo que veo en el espejo todos los días cuando me levanto. Eso es lo que ha venido a recordarnos Dios el Padre y de esta forma nos libera del sufrimiento producto de la ignorancia.
Dios no puede tolerar vernos sufrir, sobre todo si sufrimos porque nos hace falta su compañía. Seguramente en algún momento El nos encontrará. Él dice que somos sus hijos por largo tiempo perdidos y ahora encontrados. Él nos muestra el camino pero su papel no es hacerse cargo de nuestras acciones. Cada uno lo encuentra bajo el paraguas de sus propias creencias.
Si prefieres te puedo dejar una dirección de Internet donde podrás tener un encuentro con Dios directamente, sin intermediarios. Allí encontrarás a un grupo de personas que tomaron la decisión de ser parte de la solución y no del problema. Así podrás ser un hijo de Dios y compartir tu vida con Él y la familia divina.