Vivimos en un mundo de constantes cambios, pero detrás de estos movimientos hay un patrón preciso y sagrado: el ciclo del tiempo, un viaje de 5.000 años que atraviesa cuatro edades—Edad de Oro, Edad de Plata, Edad de Cobre y Edad de Hierro—cada una con su propósito y transformación. Hoy, en la Confluencia, estamos en el momento crucial donde Dios nos guía de la orilla de la Edad de Hierro a la Edad de Oro, despertando nuestra conciencia y recordándonos quiénes somos en realidad: almas luminosas, seres de paz, amor y pureza.

La Edad de Oro y la Edad de Plata no son simplemente períodos históricos, sino el resultado de los esfuerzos espirituales que realizamos ahora. Al estudiar el conocimiento que Dios nos brinda a través de Brahma Baba, comenzamos a saldar nuestras cuentas kármicas y a preparar nuestra conciencia para un mundo donde la tristeza no existe. La clave está en recordar nuestra verdadera identidad: no somos cuerpos, sino almas, puntos de luz divinos ubicados en el centro de la frente.

El camino para esta transformación es el Raja Yoga, una práctica que nos permite recordar a Dios de forma precisa. No es Hata Yoga, ni ejercicios físicos, sino una conexión profunda con el Supremo, quien no entra en el ciclo de nacimiento y renacimiento, y por ello es el único que puede liberarnos. Él es Una Orbe Suprema y Dichosa de Amor Puro, una luz incorpórea que habita en el Hogar más allá del sonido, en el Mundo de Luz Rojo Dorada (al final del artículo una experiencia de meditación)—el espacio de paz, amor y pureza eterna.

A través de esta conexión, nuestros mayores anhelos de paz y felicidad se hacen realidad. Al recordar el Hogar del alma y al Padre del alma, mientras realizamos nuestras acciones diarias, poco a poco vamos limpiando la energía de nuestro ser, despojándonos del peso del pasado y acercándonos a la armonía que nos llevará al Paraíso, donde cada momento es felicidad absoluta.

Este es el tiempo de despertar. La Confluencia es un puente de luz donde Dios nos toma de la mano para guiarnos hacia la Edad de Oro. Solo es necesario estar dispuestos a recibir Su amor, recordar Su esencia, y permitir que Su poder nos transforme desde dentro. Cuando cambiamos nuestra conciencia, el mundo cambia con nosotros. ¿Estás listo para cruzar hacia la luz?