Vivimos tiempos de grandes contrastes. Por un lado, emerge una bondad pura, una ola de almas despertando a su verdadera esencia, buscando paz y armonía en su interior. Por otro, aún persisten viejas formas de pensamiento, atrapadas en el resentimiento y la confusión de una visión fragmentada del mundo. En este cruce de caminos, Brahma Kumaris nos recuerda que hay una alternativa: una visión nueva que nos guiará hacia el Hogar de Paz con Dios.
El mundo parece inexplicable a los ojos humanos porque está marcado por la huella de las acciones conjuntas de billones de almas a lo largo de la historia. Cada pensamiento, cada decisión, cada acción deja un rastro y modela nuestra realidad. Sin embargo, no es necesario permanecer en la oscuridad. Dios ha venido a despertarnos, a guiarnos hacia la verdadera libertad espiritual. Su presencia no es material, no entra en el ciclo de nacimiento y renacimiento; Es un orbe de luz pura, incorpórea, que con Su brillo y poder nos recuerda que nosotros también somos almas luminosas.
El Raja Yoga nos permite reconectar con esa realidad olvidada. Nos ayuda a salir del laberinto mental que nos ha hecho dudar de nuestra propia naturaleza. Día tras día, muchas almas se preguntan si hay una salida, si algún día recobrarán la paz y la alegría de vivir. La respuesta está en la práctica espiritual: en la meditación, en el silencio interno, en la conexión profunda con el Supremo. Solo Él puede despertarnos, porque solo Él permanece inalterado, lleno de pureza y luz constante.
A medida que cada uno de nosotros transforma su conciencia, el mundo también cambia. Esta transformación no se da a través de grandes gestos externos, sino por la renovación de la mente y el corazón. Con cada meditación, con cada acto de bondad, estamos sembrando las semillas de una nueva era, una era donde la paz y la prosperidad ya no serán sueños distantes, sino realidades vivas.
Hoy es el momento de despertar. Hoy es la oportunidad de recordar quiénes somos y por qué estamos aquí. La meditación Raja Yoga nos invita a elevar nuestra visión, a vernos a nosotros mismos y a los demás como almas resplandecientes con un papel único en este gran drama del mundo. Cuando nosotros cambiamos, el mundo cambia. Y la luz de Dios nos guía en cada paso de este viaje hacia la verdadera paz.