Eso es cierto, aquí les contaré una pequeña historia que ilustra este concepto.

Cuándo Juan nació sus ojitos y su carita se encontraron con la luz de la sala dónde su madre lo había dado a luz. Y en ese mismo momento, cuándo su madre lo cobijó entre sus brazos, se forjó un vínculo indisoluble, que duraría toda sus vidas. O por lo menos lo que las circunstancias lo permitieran.

Era un niño sano, comía y dormía muy bien, y a medida que iba creciendo se comportaba cómo un niño sano. Era amado por sus dos padres, lógicamente su madre pasaba más tiempo con Juan, pero cuándo su padre podía lo llevaba a jugar a la plaza y nunca faltaban las noches de baño dónde juntos compartían juegos y risas. El niño cada vez crecía más en todos los sentidos.

Pero el padre de Juan, tenía una fe o más bien una expectativa desmedida en la supremacía de Juan con respecto a su entorno, llámese escuela, escuela de música, y todos aquellos ámbitos dónde el niño interactuaba con otros niños e incluso mayores. Su padre, en su afán de que el niño crezca sano y con seguridad psicológica siempre lo ensalzaba frente a los demás. Supongo que más o menos es lo que haría cualquier padre, pero en el caso del papá de Juan, sus deseos y expectativas sobre el niño, su proyección de deseos inconscientes iba un poco más allá.

La dificultad del padre de ser imparcial ante las acciones del hijo hicieron que finalmente Juan comenzara a tener problemas de adaptación en su jardín de infantes, la psicopedagoga los citó a ambos progenitores para explicarles la situación. El niño no quería comer, no hacía caso a las consignas de las maestras. Pero por otro lado, con su familia el niño era tierno y cómo todos los niños puro amor e inocencia.

Resumiendo, finalmente el padre se dio cuenta que por más deseos inconscientes que tuviera de que su hijo sea excelente en todas las áreas en que se desempeñaba, aún sin tener en cuenta la propia personalidad del niño y sus impulsos, eran contraproducentes y sobre todo; de lo que tomó conciencia su papá es de que hay una dimensión social, una comunidad. Todas las áreas de la vida tienen una dimensión social, y lo que es más importante, esta dimensión social está también influida por la historia de aquella sociedad y su idiosincrasia.

La historia de Juan y su familia nos hacen pensar en esta era del individualismo.