El amor tiene que ver con todas nuestras expresiones afectivas, incluso de aquellas en las que expresamos ira, que es la negación de amor. Habría que preguntarse a veces que nos está faltando que no estamos expresando amor.

Las 3 clases de amor
Primero tenemos el amor romántico, que es el que comúnmente se expresan las parejas y dónde la expresión de amor a través del cuerpo es una parte del mismo.
Segundo está el amor filial, en el que amamos a nuestros semejantes por considerarlos parte de nuestra misma familia humana, viendo cómo hermanos a las demás almas.
Tercero y este es el más puro, es el amor ágape, que tiene por característica el auto-sacrificio para que la persona amada brille y se sienta realmente feliz con nuestro vínculo.
El auto-respeto y el amor

Es primordial, sentir mucha auto-estima para amar, sobre todo para amar de forma desinteresada y altruista cómo en el amor ágape. Debemos ser capaces de abstraernos de nuestras necesidades y sentir una clase de felicidad que viene con la expresión del amor cómo un servicio.
La clave, creo yo, ya está inserta en el párrafo anterior, y es la palabra “altruismo”. Es el deseo puro de dar el mayor beneficio al mayor número de personas.
Se necesita mucha determinación para dejar de mimarnos con los frutos temporales del amor y volverlos a re-invertir en la relación en pos de un fruto más estable para los implicados en el futuro. También se necesita ser incansable y no dejarse llevar por los problemas cotidianos que se plantean en la relación.
El desapego y el amor
Otra virtud que es indispensable en el amor puro es el desapego. Desapego del cuerpo, de nuestras posesiones, de nuestra edad, de nuestro nombre. De lo contrario caeremos en la trampa del ego, y el altruismo en el amor desinteresado se hará virtualmente imposible.
Debemos olvidar, por ende que tenemos un cuerpo, o más bien, recordar que somos una alma espiritual y poseemos un cuerpo. La espiritualidad se hace muy deseable en una relación de amor ágape.
Si queremos tener la riqueza de las relaciones a largo plazo, debemos ser sensatos, porque la riqueza de las relaciones a largo plazo viene con la intención con la que planto hoy en día las semillas del futuro amor.
La dulzura

Por último en esta “receta” para el amor, no deberíamos olvidar la dulzura que nos hace llevaderos los momentos en los que nuestras relaciones se pueden volver tediosas, situaciones familiares o rutinarias que nos hacen perder de vista porque hacemos lo que hacemos.
En definitiva para amar de forma altruista y ser sensibles con respecto a las necesidades del otro, necesitamos olvidar el pasado, ya sea cercano o distante con una persona y comenzar de cero, nutriendo la reciente de semilla del amor plantada en el presente diariamente con la calidez del amor ágape, incluso las relaciones románticas y filiales mejorarán mucho con una buena dosis de amor ágape.