El cuerpo es el vehículo del alma, de la misma forma que el coche es el vehículo que nos transporta desde un punto a otro, solo que el vehículo del alma, es la única forma en la que nosotros, seres espirituales, nos podemos expresar, porque vivimos en un mundo físico y lo espiritual solo lo podemos exteriorizar a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones, por eso es tan valioso nuestro cuerpo.

El soporte del alma, es la materia, es la forma en que nuestro ser se expresa y se comunica con el ambiente y los demás seres. Al momento de la muerte, nuestro vehículo, que es susceptible de los procesos de entropía propios del mundo, se desgasta y ya no sirve para cumplir con su función, por lo cuál, el alma abandona el cuerpo y sin ningún tipo de dolor se dirige a su nuevo destino, es decir, hacia otro cuerpo.
Todo esto ocurre en el marco de un Drama, una Obra de Teatro, que no desarrollaremos aquí para no complicarnos demasiado, pero que es mucho muy sabio y completamente benévolo porque busca la máxima y más pura expresión de la paz y la felicidad del alma.
Por eso debemos respetar nuestro cuerpo, no ingerir alimentos, bebidas, o incluso sustancias que aceleren su deterioro, recuerda que lo que no experimentes en un cuerpo, deberás experimentarlo en otro, eso es la ley del karma, no obstante, tu proceso de evolución hacia el despertar del alma, podría retrasarse y hacerse difícil. Finalmente la música del ambiente, terminará determinando tu ritmo, en lugar de que tu poder espiritual determine tus acciones.
Newton, descubrió que para cada acción hay una reacción igual y opuesta, si hago el bien, recibiré bien en retorno, si doy paz mi mundo se transformará en un escenario dónde reine la paz. La meditación, junto con las lecturas de sabiduría, de los grandes maestros e iluminados también son un medio para progresar, para llegar a obtener todo el néctar de la vida. Todo aquello que nos hará elevar la conciencia y por ende el concepto que tenemos de nosotros mismos, nuestras capacidades, y así realizaremos acciones que nos acercarán más a este destino de paz y felicidad constante que tanto anhelamos.
Al tomar contacto con nuestra espiritualidad, comenzamos a ver los contrastes, aquellas cosas que hicimos por desconocimiento, ahora podemos hacerlas bien, hacerlas en beneficio de nuestro ser y el de los demás. Tomar contacto con nuestras percepciones acerca de una realidad distinta, espiritual, nos abre un mundo de posibilidades. Un mundo dónde nuestros tesoros de paz y felicidad, y nuestra naturaleza divina, tienen un espacio, para expresar aquello que nos hace únicos e inigualables.