Cómo Evitar la Decepción
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Cómo Evitar la Decepción

La decepción es producto de expectativas demasiado altas que no se cumplen. Pero la realidad a veces dicta sus propias reglas. Generalmente cuándo hay decepción es que hay angustia y preocupación por una situación dada, y esperamos soluciones mágicas que muchas veces reducen la tensión pero que no llegan a solucionar el problema completamente. La solución que exploramos aquí incluye la meditación y la espiritualidad.

Foto, fuente: Pixabay

¿Qué es la decepción?

La decepción se da cuándo mis expectativas no son satisfechas, y esto puede ser producto de tener un umbral alto de cómo deben ser las cosas, pero ¿Qué son las cosas? Qué es aquello que consideramos importante y nunca se verifica en la realidad. Esta es una pregunta importante y antes de dirigirnos hacia una meta primeramente tenemos que haber descrito esa realidad usando algún procedimiento de validación de metas cómo el S.M.A.R.T. (al final un vídeo breve sobre el tema).

Cómo dice la máxima de la PNL: 

Sino sabemos hacia dónde vamos cualquier camino nos lleva

Entonces cómo primera medida tenemos que definir nuestros objetivos de manera que casi podamos palparlos con nuestra mente cómo si fueran nuestras manos.

¿Cuándo comienza la decepción?

Siguiendo con este órden de ideas, la decepción comienza cuándo sentimos que nuestros días pasan y nuestros recursos se desgastan, sin que obtengamos un resultado significativo en algún plano concreto (ej.: matrimonio, trabajo, familia).

Entonces, al no tener definido que es aquello que voy a experimentar cuándo consiga mi objetivo o meta (producto justamente de no haberlo visualizado con precisión previamente), entonces puedo pasar delante de ello y no verlo, al igual que puede pasar frente a la oportunidad que me llevará al éxito y no percibirla, porque mi cabeza no tiene un enfoque claro.

¿Cómo evitarla?

Entonces para evitar la decepción yo hago lo siguiente:

  1. Mantengo mi mente clara libre de pensamientos inútiles que sobrecargan mi cabeza y me hacen perder el foco de lo importante. La operación que me llevará a concretar requiere paciencia, cómo uno de sus factores principales (aquí hay un vínculo a un artículo previo sobre la paciencia que he realizado estos días), y la paciencia se ve favorecida por un proceso de 8 pasos que incluye (introversión, empaquetar, tolerar, discernir, decidir, adaptarme y transformar para finalmente cooperar).
  2. Tengo una visión optimista, pero a su vez realista. Es bueno pensar positivamente, pero no debo vivir de fantasías. Los pensamientos positivos, tienen que ser para que su poder actúe, también basados en la realidad. Volvemos aquí sobre el tema de hacer nuestros pensamientos plausibles de cotejar con la realidad. La diferencia entre la imaginación fructífera y la fantasía es que la una me ayuda a crear una realidad posible, y la fantasía, aunque esté basada en un ideal, este es un ideal impracticable en las condiciones actuales y lo será en el futuro.
  3. Actúo en una dirección determinada, aunque más no sea para llegar a la esquina y doblar en otro sentido. A veces para cortar el ciclo de pensamientos y preocupaciones, me pongo a hacer algo, aunque más no sea barrer la calle, y entonces, el maremoto de pensamientos frena y dejo de estresarme.
  4. Celebro los pequeños logros y no pierdo el optimismo. Es importante celebrar la consecución de nuestras metas aunque no sean sino pequeñas victorias. Porque estas victorias me darán auto-estima y estímulo para seguir adelante. Cómo decía Lair Ribeiro en su gran Clásico "El Éxito no llega por casualidad":

El éxito es conseguir lo que desea, la felicidad es apreciar lo que ya se ha conseguido

Metas S.M.A.R.T (específicas, medibles, alcanzables, realistas y en determinado tiempo).

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