La meditación me puede ayudar a conectar con la positividad y la pureza del alma, que puede realmente transformar mi vida.
Porque en unas cuántas sesiones, sin expectativas, sólo incorporándola a mi rutina diaria, el resultado será una nueva luz en el intelecto, que disipa la oscuridad, y me hace ver los obstáculos cómo nubes.

La meditación me hace ver qué tengo la capacidad de disipar con esfuerzo y voluntad, las contrariedades de la vida. Cómo reza un antiguo proverbio, si puedo ver un obstáculo, un problema, es porque tengo la capacidad de solucionarlo. Sino la mente no lo vería. Pero no tengo que ver los problemas, solo concentrarme en las soluciones, porque la solución me está esperando en la consciencia del alma, por eso es muy importante dar el primer paso en la meditación, y este es tomar consciencia de que soy un alma, un ser espiritual.
Luego de percibir que también tengo una dimensión espiritual, la solución del problema está en seguir meditando, y llenándome de poder espiritual. Para eso, el siguiente paso es conectarme con la Fuente de este poder, del poder del alma. Me refiero a Dios, El Alma Suprema, a quién se lo llamó con distintos nombres a lo largo de la historia y la evolución de la cultura: Shiva, Alá, Jehová.
Para esto también tengo que llegar con el pensamiento a dónde este Ser Espiritual, Incorporal. Este lugar que también fue conocido con distintos nombres cómo el Cielo, el Nirvana, Parandhan. El lugar que en el arte medieval era reservado para las Bóvedas de los Templos e Iglesias.
Allí podemos llegar exactamente conociendo cómo aquietar los pensamientos, y disminuir su flujo para que la mente entre en la experiencia del silencio a través de la meditación.
Pero antes de esta experiencia, tenemos que para conectar con estos elementos espirituales, tenemos que concentrarnos en aquello que es no físico, las analogías nos pueden servir cómo una escalera, pero luego cuándo llegamos arriba, tenemos que dejar la escalera, pero no perder la conexión con nuestra naturaleza espiritual, cómo decíamos, el alma.
El alma es la fortaleza, el alma es el principio espiritual en nosotros, la vida, por guiarnos por estos pensamientos de que soy un ser espiritual, y experimentar su verdad, belleza y bondad en meditación, entonces esto nos sirve cómo parámetro, para alejarnos de las acciones que nos den sufrimiento.
Si queremos servir a las almas, pero no mantenemos un equilibrio con una auto-profilaxis del alma, entonces lo que intentemos realizar no tendrá cimientos fuertes, entonces, nos encontraremos cayendo por la propia gravedad de las acciones que realicemos, porque nuestro propósito ya no está visible, no estamos conscientes de el.
Entonces, abrimos la puerta a la vieja personalidad, y perderemos la realeza de la pureza y la limpieza del alma. Hay una cosa que podemos controlar, nuestro propio espacio, interno y externo. Nuestro comportamiento tiene que reflejar los arquetipos con los que comulgamos internamente.