Estuve prestando atención, y prestando atención, pero aunque logré que casi no se me pasara ni un detalle por alto, no lograba desapegarme del Drama de la vida. Y es que el hombre tiene necesidad de controlar su vida, por lo menos en los aspectos que tienen que ver con su supervivencia, pero no debe olvidarse de lo espiritual. A veces pierdo el bosque por ver el árbol. Es decir, pierdo la visión del todo, donde también está la frescura de la interacción.

Es cierto que para poder entender donde uno está parado, se necesita analizar. Pero para avanzar se necesita confiar en el destino. Tener Fe en que las cosas se darán. Para eso, a su vez, hay que tener un modelo con ciertos valores, valores que yo considero que son correctos o verdaderos. Qué tenga probado que siguiendo esa receta, tendré éxito porque en el pasado esos valores funcionaron. Pero también tengo que tener flexibilidad porque una vez que eche a volar las cosas pueden cambiar en el aire.
Para mí, esos valores tienen que ser los ideales que me lleven a experimentar felicidad en la vida. No hay nutrición como la felicidad. Y más cuando esta felicidad no depende de nada físico. Un parámetro que me sirve como guía es tener los 4 verbos de la vida alineados: ser, estar, tener, hacer. Esto me sirve porque a veces me sorprendo tratando de estar en paz cuando la paz es lo que soy. Eso me lleva a permanecer en la esencia.
Permanecer en la esencia donde soy esos valores espirituales me ayuda a ser libre porque se que mientras me mantenga con esta conciencia lo que haga será correcto (por lo menos para mí) y eso me ayuda a des-apegarme del Drama y tener Fe. El resto es pura flexibilidad para adaptarme a la vida y transformar lo que me impide mantenerme en vuelo.