Todas las preguntas filosóficas: ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Quiénes somos? ¿Somos materiales o espirituales? Adoptan una forma más lógica cuando nos hacemos una pregunta más abarcadora (porque siempre las preguntas son más importantes que las respuestas) ¿Cuánto tiempo tiene nuestro mundo?

Cada vez somos más conscientes de que el mundo no es lineal, y la neurología lo ha comprobado. El cerebro o digamos más específicamente la mente ve las cosas con dos ejes con dos variables: Amplitud y Profundidad. O sea que los pensamientos del ser humano podrían ubicarse en un punto imaginario en el "espacio mental". Eso nos lleva a preguntarnos: ¿Se puede separar un pensamiento y clasificarlo solo en función de su amplitud? (que sería lo que planteaba el viejo modelo lineal). Sería como ver solo los brazos de Jesús clavados en la cruz y olvidarnos de su torso y piernas. Es como ver la mitad de la imágen.
Por suerte la visión lineal fue complementada (y fíjese el lector que no digo desplazada) por un eje representado por la profundidad. Esto es imprescindible si queremos que nuestros pensamientos tomen dimensión en la realidad. La profundidad es lo que estudian otras ciencias. Ciencias para las cuales no se usa el modelo racional-analítico. Lo bueno de este modelo es que permite hacer una mejor predicción de lo que pasa en el Universo y la naturaleza. Este nuevo paradigma integrado es lo que ha hecho que la ciencia y la tecnología avances más en los últimos 100 años que en los anteriores 500 años.
Partiendo de esta premisa de integración surge la idea de que el tiempo, así como sucede con todo lo que pasa en la naturaleza, es cíclico. Tomemos por ejemplo la sabia forma en que está organizado nuestro calendario occidental (gregoriano), ideado por el Papa Gregorio XIII. Podemos ver que las horas duran 60 minutos, los días duran 24 horas, los meses duran 30 días, los años 12 meses y cuando llegamos al último segundo del mes 12 (31 de diciembre) ¿qué sucede? Comienza un nuevo año y comenzamos a contar de vuelta.
Esto es así porque el ser humano en el pasado respetaba más los ciclos naturales, las estaciones, los fenómenos naturales, los puntos cardinales. Eso es algo intuitivo, y yo creo que hasta instintivo en el ser humano.
Gracias a esta intuición hemos logrado comprobar muchas verdades que solo eran posibles en las mentes de algunos iluminados. Pero el avance tecnológico producido benefició a toda la humanidad. Hoy nos encontramos en el punto donde, de cara al futuro, tenemos que adoptar urgentemente (por el bien de nuestro planeta) una visión mas integradora. Que abarque al humano pero también al ser. Razón/intuición. Pensamiento/sentimiento. El elemento básico de este paradigma de Amplitud integrada con Profundidad es la visión del tiempo cíclico.
¿No cabe la posibilidad de que halla un ciclo natural que tiene un comienzo, un período del medio y un final que es a su vez un nuevo comienzo? Desde la religión sería un paradigma que integre la visión lineal judeo-cristiana y la visión cíclica oriental pero reconociendo la existencia de un ser individual. El punto de intersección de la amplitud y profundidad.
El ser espiritual, más allá de la existencia puramente material pero que acepta la realidad material para poder cambiarla allí donde puede. Con un pensamiento enriquecido, amplio y de largo alcance. Esto daría como resultado un ciclo que dura 5.000 años y que luego se repite en forma exacta (matemática) en un nuevo período. El concepto de la evolución humana queda enriquecido así por una realidad espiritual que lo equilibra.
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