La tristeza es la aparición descontrolada de emociones que quedarán grabadas en la forma de una película en el fondo del subconsciente y que me vuelven a empujar una y otra vez a la tristeza en situaciones similares casi sin darme la oportunidad de lidiar con ella.

Afortunadamente, durante toda mi niñez (y siempre hasta estos días y a pesar de que mi madre partió el 8 de diciembre último) tuve padres muy presentes y contenedores por lo cual vivía en un ambiente cálido y agradable. Sabía que cualquier cosa los tenía a ellos.
Pero a medida que fui creciendo los pilares que me sostenían emocionalmente por momentos dejaron de estar disponibles y esto me generó angustia existencial. Pongamos por ejemplo el caso hipotético de Juan (mi seudónimo preferido). Lo primero que le pasa a Juan es que se da cuenta de que sus padres no eran perfectos y que tenían los mismos defectos que él veía en personas desconocidas ajenas al hogar.
Luego Juan cae en la cuenta de que la gente cuida sus intereses particulares aún a costa de su dignidad. Luego Juan crece y cuando recién termina de comprender esto cae en la cuenta de que algún día alguno de sus padres se ira de este mundo y finalmente ese nefasto día llega. Entonces Juan experimenta miedo, por primera vez él tiene miedo de perder a quien le queda y quedar huérfano en el mundo.
Con este panorama, Juan, que es el protagonista hipotético de mis artículos (pero que en realidad podríamos ser cada uno de nosotros); piensa que la tristeza no tiene fin. Pero vamos a decir tres cosas acerca de la tristeza y su antídoto, la felicidad espiritual:
- PRIMERO: El mundo puede ser un océano de tristeza pero también puede ser un océano de felicidad, de acuerdo a la actitud. En este sentido la visión espiritual nos puede ayudar mucho. Considerarme un alma y que tengo un cuerpo.
El cuerpo es finito pero yo el alma soy eterna. Un punto de luz, de energía incorporal en el centro de la frente. Yo, el alma, dejo un cuerpo y tomo otro y también me reencuentro en cada nacimiento (aunque no necesariamente en los mismos roles) con mis seres queridos y a veces no tan queridos con los que tengo cuentas karmicas. Aunque el cuerpo pueda morir, yo no muero.
- SEGUNDO: En algún momento hay que afrontar la tristeza y la inutilidad de vivir con ella como mi única y exclusiva compañera. Es mejor tener la compañía de Dios. El Padre Removedor de tristeza y Donador de felicidad.
Él siempre está disponible, en un mundo de luz rojo-dorada incorporal, más allá del sonido y del sol y las estrellas. El es La Fuente aunque es igual a mi en forma y tamaño, es decir un Punto de Luz Incorporal. Recordándolo así recibiré poder para librarme de la tristeza. Por librarme de la tristeza me volveré un ejemplo para influir positivamente en los otros en este sentido.
- TERCERO: La tristeza es producto de desear algo que no está sucediendo o de no desear algo que sí está sucediendo por lo tanto para experimentar felicidad espiritual una buena receta sería vivir el día a día sin expectativas y aceptar la realidad tan como es y observarla para comprender que es lo que puedo cambiar.
Para esto es la meditación. Te dejo un LINK A UNA MEDITACIÓN EN LA EXPERIENCIA DE LA FELICIDAD ESPIRITUAL.