Es difícil conectar con alguien que sea omnipresente, no hay un foco de atención, sino que es un expandirse en la luz del brahman. El brahman es el elemento de la luz, el hogar incorporal del alma, donde habita Dios también hasta el momento en que le toca venir al mundo. Cuando trae liberación del sufrimiento y la donación de felicidad.

Pero generalmente en el hinduismo se confunde a Dios con el elemento de luz porque este elemento atraviesa toda la creación pero Él está más allá de ella, en lo que los cristianos llaman el cielo. Los budistas el Nirvana. Pahrandam.
Dios no es omnipresente. Él es un punto de luz incorporal, igual que nosotros las almas, pero la diferencia es que Él no toma nacimiento y renacimiento en el mundo físico y por lo tanto no conoce la experiencia del sufrimiento y falta de paz a la que a veces estamos acostumbrados nosotros aquí en el mundo físico. Por lo tanto Él es el Único que puede rescatarnos de este sufrimiento.
Además Él conoce nuestra historia, porque desde Su Hogar (que también es nuestro Hogar), nos ha observado desde siempre, siendo testigo imparcial de nuestras actividades y de como hemos perdido la pureza. No obstante Él no puede hacer nada hasta que sea su momento de venir en la historia de la humanidad. Cuando viene comienza la Edad de la Confluencia.
Una edad donde hay un contraste entre un mundo con viejos métodos y sistemas que son perimidos y resultan ineficaces y donde reina el miedo y el ego. Y el establecimiento de algo nuevo, un mundo puro que crece como un retoño y que está cuidado por seres especiales, los ángeles que previamente habían caído como toda la humanidad pero luego tomaron la chance de oro de auto transformarse y volverse ayudantes del Padre.