Sí no respeto la condición de alma que soy y que mis cualidades originales se encuentran en lo profundo de mi mismo, entonces nunca podré conectar con estas cualidades y viviré intercambiando energía de menor calidad con las personas. Un intercambio de cosas valiosas enriquece a los involucrados en el mismo. Como ser humano me motiva notablemente una relación en la que valoro lo que doy y lo que recibo.

Si no me gusta lo que recibo debo prestar atención a lo que emito. El respeto es básico. El respeto por la dignidad inherente de cada ser humano independiente de como esté disfrazada esa dignidad o de cómo se exprese esa persona en la práctica. No tengo que tener miedo, incluso si estoy gravemente enfermo, no tengo que dejar de tener consideración y respeto por mí mismo (el alma) y por los otros.
De un momento para otro se pueden producir cataclismos emocionales tan grandes que me dejen descolocado con respecto a la realidad. Pero tengo que permanecer más allá de las emociones. Tengo que basar mi estado en la espiritualidad. Sino, así como vino la felicidad producto de satisfacciones ilusorias, está felicidad se puede esfumar dejándome en un estado en donde siento que mi vida pende de un hilo.
Pero no es así, no hay nada que pueda matarme, cortarme, o desintegrarme porque soy un alma, y soy incorporal, todavía no se inventó algo tan profundo que llegue al alma de alguien. Lo que sí puede pasar es que me olvide de quien soy y de esta forma olvide el camino a mi propio corazón y por ende al corazón de Dios.
Tener a Dios como Padre implica que desperté mi fortuna dormida, me vuelvo un hijo de Dios. Tener a Dios como Profesor significa que me volveré un soberano de mi mundo interno de pensamientos y de mis palabras y acciones, y por ende de mi vida. No hay ego en esto. Aceptar a Dios en todas las relaciones me capacita a desarrollar los hábitos más elevados y reales porque Él es el amo del mundo de las almas y entonces en el futuro nos volvemos amos del paraíso.
Cómo guía me muestra el camino a la verdad, lo que pasa es que para seguir este camino tengo que apartarme paulatinamente de los otros caminos. Aun viviendo en este mundo tengo que conectar mi intelecto en yoga con Él. No importa lo que pase nunca tengo que apartarme de su lado, y no tengo que tener miedo porque si el hijo da aunque sea un paso de coraje el Padre da cien de ayuda.
Tengo que desarrollar junto con la ayuda Del Padre, el poder de permanecer más allá de la expansión de asuntos triviales y en la esencia. Fundir todos los tipos de expansión en un punto. Yo soy un punto, El Padre es un punto y el drama de la vida en la tierra es un punto. Por mantener esta conciencia en el intelecto podré fácilmente tener una mente estable y concentrada con la que podré ir más allá de este mundo cuando quiera.