Hay un tipo de yoga que es el Karma Yoga, y es el yoga de la acción. Es permanecer puro mientras realizo acciones o como dice el Gita actuar sin desear el fruto de la acción. Realizando este tipo de acciones limpio el propio karma y la mente, tanto propia como de otros que entran en contacto conmigo.

Pero hay un servicio más sutil, que es el servicio a través de la mente. Pero para hacer servicio a través de la mente se necesita haber hecho antes un trabajo de limpieza mental. Implica reducir los apegos a las cosas en el intelecto y que solo tengo la meta de la liberación del espíritu en esta vida. Este también es el resultado del Karma Yoga.

De esta forma las cargas de la conciencia ilusoria del cuerpo se eliminan y con ella la identificación con los defectos del carácter. Queda solo la conciencia de que soy un alma, un punto de luz incorporal en el centro de la frente. De esta forma me vuelvo leve. Soy solo un punto. Esto es liberación y es una liberación del intelecto. Rompo las cadenas que atan el intelecto al mundo y puedo volar.

Así voy limpiando lo inútil e impuro del intelecto y puedo acumular en su lugar las cualidades originales y eternas del alma. Todos aquellos valores que siempre valoré (valga la redundancia) en mi vida es porque en el fondo de mi corazón los tengo, y de esta forma los voy recordando e  inculcando nuevamente. Mi intelecto se transforma en oro puro.

Esto implica un trabajo espiritual pero es el único trabajo que me garantiza la paz y la felicidad. Una paz y felicidad que no dependen de nada físico y que parece que fueran de otro mundo. Es la paz del hogar del alma (la experiencia del silencio) y la felicidad del nuevo mundo, supra-sensorial y que ya puedo experimentar aquí a pesar de las pruebas y dificultades.